El tatuaje no es simplemente una moda: es una de las formas más antiguas que existen para expresarse. Decorar la piel con símbolos y colores ha estado presente en diferentes civilizaciones durante miles de años.
A lo largo de la historia, los tatuajes han sido una forma de expresar identidad, de buscar protección espiritual o de reflejar el estatus social. Han estado presentes en distintas culturas y épocas, dejando huella mucho antes de convertirse en una forma de arte contemporáneo.
En la actualidad, se considera al tatuaje un arte y una forma de autoexpresión, sin embargo, sus orígenes se remontan mucho más atrás. Aquí te explicamos la historia del tatuaje.
Los orígenes: tatuajes en la prehistoria
Los orígenes del tatuaje se remontan a más de cinco mil años atrás. Uno de los ejemplos más renombrados es Ötzi, cuya momia fue descubierta en los Alpes en 1991. Su cuerpo exhibía más de 60 marcas hechas con carbón y hollín, localizadas en su espalda y rodillas. Se cree que estas no eran únicamente decorativas, sino que tenían propósitos terapéuticos o eran parte de rituales, tal vez relacionados con prácticas de sanación.
De la misma manera, en el Antiguo Egipto se han descubierto momias con tatuajes, en especial de mujeres, que presentan puntos y líneas sobre el abdomen y los muslos. Algunas interpretaciones de estos tatuajes sugieren que podrían simbolizar fertilidad, brindar protección durante el embarazo o estar vinculados con funciones religiosas.
En Siberia, se encontró a un guerrero escita de hace aproximadamente 2.400 años, cuyos tatuajes representaban animales mitológicos. Esto indica que, en aquel tiempo, los tatuajes ya podrían tener un significado simbólico, además de relacionarse con el estatus social.
El tatuaje en culturas ancestrales
El tatuaje se convirtió en un lenguaje propio en muchas civilizaciones.
- Polinesia: en islas como Samoa, Tahití o Hawaii, los tatuajes eran (y siguen siendo) un símbolo de identidad, estatus y conexión espiritual. De hecho, la palabra “tatuaje” viene del término polinesio tatau. Cada diseño contaba la historia de la persona, su familia y su posición social.
- Japón: el irezumi u horimono tiene una tradición milenaria. Al principio, se usaban tatuajes como marcas de castigo, pero con el tiempo evolucionaron hasta convertirse en composiciones artísticas de dragones, carpas koi y flores que cubrían grandes áreas del cuerpo.
- Tribus africanas: en algunas comunidades, los tatuajes y escarificaciones eran ritos de paso a la edad adulta, o servían para identificar la pertenencia a un grupo concreto.
- América precolombina: civilizaciones como los mayas y aztecas usaban tatuajes con fines rituales y guerreros, vinculados a los dioses y al valor en combate.
Edad Media: prohibiciones y supersticiones
Con la expansión del cristianismo en Europa, el tatuaje comenzó a ser visto de manera negativa. La Iglesia lo relacionaba con costumbres paganas y, por tanto, empezó a prohibirlo y castigarlo. En muchas regiones de Occidente, el arte del tatuaje prácticamente desapareció durante siglos, sobreviviendo únicamente en comunidades específicas.
No obstante, los tatuajes nunca llegaron a desaparecer por completo. En áreas del Medio Oriente y el norte de África las tradiciones de tatuajes tribales se mantuvieron, mientras que en Asia continuaron evolucionando diferentes estilos y significados.
El tatuaje en la era de la exploración
A partir del siglo XVI, los viajes de exploración europeos pusieron de nuevo el tatuaje en el mapa. Los navegantes que llegaban a la Polinesia o Filipinas quedaban fascinados por las pieles decoradas de los pueblos locales, y algunos regresaban a Europa tatuados.
Se dice que de aquí nace la conexión entre los marinos y los tatuajes, una relación que se extendió a lo largo de los siglos posteriores. Elementos como anclas, golondrinas y brújulas eran comunes entre aquellos que vivían en alta mar. Estos diseños no solo servían como adornos, también simbolizaban vivencias, caminos recorridos y creencias de las profundidades del mar. Este fue el momento en el que comenzó a surgir el estilo que actualmente se denomina “tradicional”, así como los fundamentos del “neotradicional”.



Siglo XIX: la innovación de Samuel O’Reilly
El cambio decisivo en el ámbito del tatuaje en Occidente fue en 1891, cuando Samuel O’Reilly obtuvo la patente para la primera máquina de tatuar eléctrica. Su invención, inspirada en un aparato anterior creado por Thomas Edison para la grabación de superficies, permitió que el proceso de tatuar se realizara de manera más rápida, precisa y menos dolorosa que las técnicas manuales.
Este avance fue un punto de inflexión que transformó la práctica del tatuaje, facilitando su acceso a un público más amplio, promoviendo la evolución de nuevos estilos y acercando la técnica a lo que reconocemos en la actualidad.
Siglo XX: del estigma a la cultura popular
Durante gran parte del siglo XX, el tatuaje seguía asociado a entornos marginales: marineros, presos, bandas o motoristas. En muchos países, lucir tatuajes era sinónimo de rebeldía y exclusión social.
Sin embargo, a partir de los años 70 y 80, con la influencia del rock, el punk y los movimientos contraculturales y los avances en maquinaria especializada, el tatuaje empezó a ganar fuerza como símbolo de identidad y libertad individual. Los estudios de tatuaje empezaron a profesionalizarse, mejorando sus técnicas y la higiene de sus instalaciones.
El tatuaje en la actualidad: arte, diversidad y reconocimiento
Hoy, el tatuaje ha dejado de ser un tabú para convertirse en una forma de arte reconocida y en una expresión personal que trasciende edades, géneros y estilos de vida.
La evolución tecnológica también ha tenido un papel clave:
- Máquinas más precisas y ligeras.
- Agujas desechables e higiénicas.
- Tintas seguras y de alta calidad.
- Estilos cada vez más variados.
Además, las redes sociales han impulsado la visibilidad de los tatuadores, que hoy se convierten en artistas con un sello propio. Plataformas como Instagram han convertido a los estudios de tatuaje en una galería abierta al mundo.
En lugares como España, y particularmente en lugares como Valencia, los estudios de tatuaje son gran parte de la cultura local. Estos han pasado a ser espacios donde prima el arte y la diversidad, donde conviven diversos estilos y artistas.
Una historia que está lejos de acabar
El arte del tatuaje ha evolucionado considerablemente a lo largo del tiempo: de ser una práctica espiritual en épocas prehistóricas, ha pasado a ser una forma de expresión universal y al alcance de muchos. Sin embargo, su esencia permanece intacta: cada tatuaje revela algo sobre la persona que lo lleva.
En la actualidad, hacerse un tatuaje tiene un significado diferente al de hace siglos, pero continúa siendo un símbolo de identidad, un recuerdo y una forma de expresión personal.
A pesar de que la trayectoria del tatuaje se remonta a miles de años atrás, su transformación sigue en marcha: constantemente surgen nuevas técnicas, estilos y modas, lo que demuestra que esta forma artística seguirá dejando su huella por muchos años más.
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